‘Don Bosco forma part del paisatge dels joves’

24 julio 2020

Por Fernando Ría García.

David Pastor Corbí es un pintor alcoyano, antiguo profesor del colegio salesiano San Vicente Ferrer de Alcoy (Alicante), que acaba de presentar su cuadro “Don Bosco en Valdocco”, en el que aparece Don Bosco asomándose a la ventana de su habitación hacia el patio del oratorio de Valdocco. Con mirada fresca, serena y penetrante, se acompaña en primer plano de libros, herramientas y unas pelotitas de juego, objetos simbólicos relacionados con el proyecto educativo salesiano. El conjunto queda enmarcado por una ventana abierta de par en par, envejecida y gastada por el uso y el paso del tiempo.

Concluyó el cuadro en los meses de confinamiento en España por el Covid-19, dato que interpreta como “una ventana abierta también a la esperanza y al recuerdo”. El pasado día 26 de junio de 2020, hizo entrega de esa obra a la comunidad salesiana San Juan Bosco de Valencia.

Aprovechando su presencia en Valencia, se avino amablemente a esta entrevista con el fin de comentar los aspectos de una criatura de la que acababa de desprenderse y cuya fama, a través de la prensa y las redes sociales, ha suscitado el interés de muchas personas e incluso traspasado los límites de nuestras fronteras.

Se nota, al ver el cuadro, que no eres ajeno a la persona de Don Bosco. ¿Cuál ha sido tu relación con el mundo salesiano?

DPC. Vivir en Alcoy y no tener contacto con los salesianos es prácticamente imposible. Aunque no fui alumno del colegio, frecuentaba el oratorio festivo y el santuario de María Auxiliadora. Andando el tiempo, precedido por mi hermano, profesor del colegio, pude ingresar en él yo también, al acabar mi carrera de Bellas Artes en Valencia, como profesor de plástica. Y allí permanecí durante siete años, hasta que por motivos familiares tuve que dejar Alcoy y trasladarme al pueblo de Callosa de Ensarriá (Alicante), donde vivo actualmente.

Creo que también tuviste una relación en el plano puramente artístico con esa obra salesiana de San Vicente Ferrer de Alcoy.

DPC. En efecto, siendo profesor del colegio, y gracias a la propuesta de su director, don Pasqual Lluch, tuve la oportunidad de pintar un lienzo de más de 60 metros cuadrados para la capilla de san Francisco de Asís del santuario de María Auxiliadora, que empecé en 1997 y terminé en 1999. Después, empecé el de la capilla de san José, que acabé viviendo ya en Callosa d’En Sarrià (Alicante).

Todo cuadro suele tener su historia. ¿Cuál es la historia, la génesis de “Don Bosco en Valdocco”?

DPC. Su génesis empieza mientras pintaba la capilla de san Francisco de Asís. Por insinuación de don David Churio, entonces inspector salesiano, don Pasqual Lluch, director del colegio, me animó a pintar un retrato de Don Bosco. Acepté la idea, pero yo era todavía muy joven. Al acabar de pintar la capilla de san Francisco (1999), se hilvanaron unos proyectos con otros, debía empezar la de san José y nunca encontraba el huequecito que necesitaba para centrarme en el retrato de Don Bosco, hasta que al final, cuando terminé de pintar un retablo en la iglesia de Guadalest (Alicante) que me llevó más de 8 años, me dije: “Este es el momento”, me lo tomé en serio y, aprovechando el tiempo de confinamiento, acabé por realizarlo.

En el cuadro Don Bosco se asoma a la ventana, como tantos de nosotros hemos hecho durante estos tres meses de confinamiento. ¿Tiene este cuadro alguna relación con esta reclusión que todos hemos sufrido?

DPC. Inicialmente no. Al principio tenía la idea de pintar a Don Bosco entrando en una curtiduría, donde los chavales pintaban las telas en una situación bastante precaria, de la que Don Bosco trataba de rescatarlos. Pensaba en cómo Don Bosco vivía su misión de salvar a los niños y jóvenes… Y en eso nos pilló la pandemia. En esa situación vivida por todos nosotros, me identifiqué con el mismo Don Bosco. Veía a Don Bosco y me veía a mí mismo en el confinamiento detrás de esa ventana, tanto más que el modelo del cuadro soy yo mismo, pues me fotografié a mí mismo en la postura que quería exactamente para Don Bosco, con una sotana que me dejó don Pasqual. Me venía a la mente el “honrados ciudadanos y buenos cristianos” y cuál debía ser mi respuesta como ser humano ante una situación que para muchas personas podía parecer un castigo, una imposición o una limitación, y que para un cristiano se podía convertir en una elección libre que nos podía hacer felices. Le daba vueltas al tema y pensaba en Don Bosco asomado a la ventana, con unos ojos que no estaban encarcelados, ni mucho menos.

En la parte trasera del cuadro hay unos textos, entre ellos una cita de san Pablo (Rom 5,3). ¿Nos puede comentar la relación de este texto bíblico con la propia pintura?

DPC. Cuando acabo un cuadro, tengo la costumbre de poner detrás una cita bíblica. Y en este caso he puesto el texto de Rom 5, 3 (“Más aún, nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación engendra la paciencia; la paciencia, virtud probada; la virtud probada, esperanza; y la esperanza no falla; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado”), porque quería hacer un homenaje a lo que he dicho anteriormente sobre la pandemia: que lo que muchas personas ven como un castigo, para un cristiano las penurias, las dificultades pueden ser un camino para alcanzar la felicidad.

Sé que muchos aspirarían a tener este cuadro en su casa, en su colegio, en su comunidad… ¿Por qué esta entrega del cuadro a los salesianos San Juan Bosco de Valencia?

DPC. Ya lo he dicho antes, cuando empecé el primer mural sobre san Francisco de Asís, era un recién licenciado, y encargarme un proyecto de 60 metros cuadrados al óleo para el santuario de María Auxiliadora de Alcoy representó un grandísimo acto de confianza por parte de su director, don Pasqual Lluch. Así que, cuando le dije que iba a pintar el cuadro de Don Bosco, se convirtió prácticamente en un pacto: él había confiado en mí en grado muy elevado y yo no quería defraudarle. Por eso, en cuanto tuve terminado el retrato, pensé en dárselo a Don Pasqual y él ha decidido que se quede en esta comunidad, a la que ahora pertenece. En el bastidor he querido dejar constancia de ello con esta dedicatoria “A PASQUAL LLUCH QUE SEMPRE HA CONFIAT GENEROSAMENT EN MÍ. A L’AMIC”.

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