Por M. J. Raya de Diario de Córdoba.

Más de 200 profesores y decenas de profesionales de personal de administración y servicios de colegios e institutos se suelen jubilar o prejubilar cada curso. La Delegación de Educación de la Junta de Andalucía incluso les organiza un homenaje y en muchos centros educativos se celebran actos o comidas para conmemorar la llegada de ese momento, en solitario o en unión con graduaciones de estudiantes u otros eventos.

Colgar la tiza (ahora ya más en desuso desde que están las pizarras electrónicas, las tabletas, ordenadores y otros formatos) es un momento que muchos de estos trabajadores de la enseñanza viven en parte con nostalgia, porque es mucha la vocación que hay detrás de su labor. El curso 2019/20 que acaba mañana en educación Primaria y el martes en Secundaria se ha visto alterado, como todos los ámbitos de la sociedad, por la pandemia del coronavirus. Y la no presencia de los alumnos y de los profesores en las aulas desde hace tres meses, al haberse tenido que adaptar las clases al formato on line por el covid-19, ha imposibilitado que los docentes que este año lectivo se jubilan o prejubilan hayan podido despedirse como hubieran imaginado de sus alumnos y compañeros profesores, teniendo en cuenta que ya no volverán a estar juntos en septiembre.

En el caso de Carlos Castillo, al superar los 61 años, pasará a tener un contrato de relevo, en el colegio Salesianos de Córdoba, lo que reducirá su carga docente. Echa de menos igualmente no haber podido despedirse de sus alumnos al acabar este curso atípico y un ciclo, pues pasarán ahora a Secundaria, «hemos extrañado mucho a los niños, que han sido los verdaderos campeones ante la adversidad que ha supuesto no poder impartir las clases de forma presencial por la crisis sanitaria. El alumnado se merece un diez», resalta.